En 2001, Afganistán fue invadido por una coalición encabezada por Estados Unidos. Ellos derrotaron a los talibanes y nombraron a un nuevo Presidente, Hamid Karzai. A continuación, tropas de las OTAN se instalaron en el país y gracias a todo ello, grandes avances se lograron respeto a los derechos de la mujer afgana (derecho de voto, mujeres elegidas como ministras, acceso a la educación, etc.).
Sin embargo, el país sigue siendo el más peligroso del mundo para las mujeres, según una encuesta realizada en 2011 por la fundación Thomson Reuters. De hecho, la población sigue sufriendo amenazas talibanas. Ellos intentan impedir, mediante violencias, que sean aplicados esos nuevos derechos femeninos. Además, en las regiones rurales, las costumbres ancestrales superan las nuevas leyes. Y finalmente, el mismo Hamid Karzai está influido por grupos fundamentalistas dentro de la sociedad, cuyo apoyo político quiere ganarse. Asimismo en 2009, poco antes de las elecciones presidenciales, aprobó una ley de Familia Chií que autorizaba, por ejemplo, a los maridos a privar a sus mujeres de comida si no les complacían sexualmente (y eso teniendo en cuenta que el matrimonio forzado sigue siendo autorizado en Afganistan y que, aunque sea ilegal, el 60 % de las mujeres están obligadas a contraer matrimonio antes de haber cumplido los 18 años).
Ahora los grupos de defensa de los derechos de la mujer temen un nuevo retroceso de la condición femenina en Afganistán. De hecho, en ese país, las violencias domésticas son muy frecuentes: según datos de la ONU, afectarían a ocho de cada diez mujeres. Sin embargo, la Cámara Baja del Parlamento afgano acaba de aprobar una ley, que, en caso de ser aprobada a su vez por la Cámara Alta, impediría que testimonien ante un tribunal los familiares de los criminales. Ahora bien, en el caso de las violencias domésticas, los familiares son, en la mayoría de los casos, lo únicos testimonios. Esa ley autorizaría pues que ese tipo de violencias permanezca impune.
En 2011, con 12 años, Sahar Gul, una ciudadana afgana, fue vendida en matrimonio por 5000 dólares . Algunos miembros de la familia de su nuevo marido la encerraron en el sótano donde la torturaron, arrancando sus uñas porque se negaba a prostituirse para ellos, privándola de comida y de agua, o aun golpeándola con tubos de hierro al rojo vivo. Sahar tuvo la «suerte», diremos, de ver a sus agresores ser juzgados ante un tribunal. Aunque su pena fue ridícula – solamente se quedaron un año en prisión – ellos fueron por lo menos reconocidos culpables de haber abusado de ella.
Para defender a Sahar y a las otras mujeres víctimas de violencias domésticas en Afganistán, manifiesta tu oposición al nuevo proyecto de ley . El sitio activista avaaz ha lanzado una petición que encontrarás con el siguiente vínculo: https://secure.avaaz.org/es/justice_for_afghan_women_loc/?slideshow
¡No tardes en manifestar tu desaprobación! Ellas te necesitan.
Fuentes :
http://www.trust.org/item/20110615000000-na1y8/?source=spotlight
http://www.trust.org/item/?map=qa-womens-rights-in-afghanistan-since-the-fall-of-the-taliban
http://www.abc.es/hemeroteca/historico-02-04-2009/abc/Internacional/karzai-intenta-ganar-votos-con-una-polemica-ley-de-familia-chii_914192444120.html
http://elpais.com/diario/2009/08/24/internacional/1251064801_850215.html
http://www.parismatch.com/Actu/International/Les-bourreaux-de-Sahar-Gul-doivent-retourner-en-prison-525420
http://elpais.com/diario/2009/08/24/internacional/1251064801_850215.html
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